EL Barcelona parece ahora mismo un equipo a la deriva, a 9 puntos del líder de la tabla, el Madrid, sin síntomas de mejora y sin carácter (tras la «huida» de E´too a la copa de Africa), y con un presidente más preocupado de la política que del deporte, varios de sus jugadores se saltan el código interno. Errores que se repiten, (ya lo lamentó Xavi, el pasado año, después de perder la liga).
Esta vez, no han sido las salidas del brasileño Ronaldinho, ni las cuestiones personales de Márquez, sino Deco a quien La Guardia Urbana, según informa La Vanguardia, lo denunció la noche del pasado día 17, por dar positivo en una control de alcoholemia. Sopló y dio 0.36 mg/l, cuando lo normal era 0.25 mg/l. No es nada , pero si tiene importancia, por la mala imagen que da de sí mismo y de su equipo, y porque las normas están para que las cumplamos todos.
A propósito, me quito el sombrero ante La Guardia, si hubiera sido yo, posiblemente por una foto y un autógrafo, le dejaba irse, bastante tienen ya esta temporada…
«Lo positivo» fue que posteriormente, el día 28, jugaron contra el Atlethic de Bilbao, con el que empataron, pero Deco fue el único de sus compañeros que no se borró del partido. Así que modificando el refrán: «bebe para olvidar, pero no te olvides de jugar».
Un comentario de los lectores
Luis López Fraile
2 febrero 2008 a las 22:16
1Bueno, teniendo en cuenta que con un par de cervezas ya das positivo y las autoridades de tráfico te consideran tan peligroso al volante como si fueras «fumao», lo de Deco no pasa de ser una pura anécdota.
Lo que sí es algo preocupante (sobre todo por el mal ejemplo que dan a los jóvenes que tanto les admiran) es la costumbre de muchos futbolistas -y no solo del Barça- de saltarse la disciplina de equipo y perderse en constantes juergas nocturnas y otras actividades que poco tienen que ver con el deporte. El resultado es un mala imagen para el jugador y para el club que, lamentablemente, a veces se traslada al campo de juego.
El cuerpo técnico y los directivos deberían ser más exigentes con sus jugadores e imponerles unas mínimas normas de conducta. El fútbol es un espejo en el que a gran parte de la sociedad le gusta contemplarse. Intentemos entre todos que esté lo menos empañado posible.